quarta-feira, 6 de outubro de 2010

Dominio sobre el mal oculto

J. Thomas Black

Tom Black es miembro de la Junta Directiva de la Ciencia Cristiana.


El otro día una amiga me comentó que a veces siente que critica demasiado a otro miembro de la iglesia a quien ella admira. Me comentó que esos pensamientos le molestan, y que no logra sacárselos de encima. La hacen condenarse a sí misma, sentirse muy mal y, con frecuencia, confundida, y quería saber qué podía hacer al respecto.

Para la mayoría de nosotros, la experiencia de esta amiga probablemente no sea tan inusual. Tener pensamientos que no queremos parece ser algo propio de la condición humana, como el hambre o la fatiga. Afortunadamente, Dios y Su Cristo constituyen un antídoto eficaz.

El gran Apóstol Pablo reconoció que este fenómeno es una forma de intrusión mental. Se refirió al mismo como “el pecado que mora en mí”, y comprendió que era ajeno a la inclinación natural que él tenía hacia la pureza y el bien ilimitado. Declaró abiertamente: “No hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago”. 1

Pablo continuó haciendo un análisis importante y más profundo de esos pensamientos indeseables. Se negó a condenarse a sí mismo a causa de ellos. Percibió que eran sugestiones impuestas, no sus verdaderos pensamientos. Una definición de la palabra “sugestión” confirma esta opinión: “Proceso mental por el cual una idea es inducida a entrar, o a ser adoptada por una persona, sin argumento, mandato o coerción”.

Este gran pensador reconoció que sus pensamientos naturales derivaban de Dios: “Según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios”. Luego razonó: “Si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí”. 2 Y Pablo fue tan alerta y exhaustivo en su disección de sugestiones malévolas, que pudo identificar que esos pensamientos derivaban de un sistema de pensamiento sutil y oculto, o una influencia mental sistemática y organizada. La meta de la misma era minar sus pensamientos santos y naturales introduciendo en su pensamiento una serie de creencias y valores contrarios a su inclinación hacia el bien. Él lo llamó la “mente carnal”, 3 o una mentalidad basada en la creencia en la materia. El método de la misma era la sugestión sutil y silenciosa, disfrazada como si fuera el pensamiento de Pablo. En la siguiente cita de Pablo, la palabra ley puede referirse a una influencia mental organizada, y la palabra miembros probablemente se refiera al conjunto total de sus pensamientos: “Veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros”. Y dice: “Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí”. 4

Es más, Pablo comprendió la razón de este ataque a su moralidad innata, y es porque su bondad natural amenazaba la existencia misma del mal, así como la luz del sol destruye la oscuridad, y esas sugestiones extrañas eran el intento del mal por preservar su existencia. Era como si la simple presencia del amor y la santidad atrajera la oposición a esa bondad. Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, por Mary Baker Eddy, explica que la voz inaudible del Cristo, la Verdad “despierta a los ‘siete truenos’ del mal e incita a sus fuerzas latentes a que den voz a la gama completa de tonos secretos”. 5

Afortunadamente, Pablo no se detuvo al descubrir esta influencia mental oculta y secreta. Era un pensador tan poderoso, un intelecto tan honesto, confiaba de tal manera en la solícita protección de Dios, que insistió en el tema hasta que puso al descubierto la dimensión completa del ataque y el antídoto total contra su veneno mental.

El fundamento total de los ataques se encuentra en lo que él denomina la “mente carnal”. El antídoto perfecto es Dios y Su Cristo; es el poder y la presencia constante del Amor divino.

“Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro”. 6 Luego él agrega: “La ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley de pecado y de la muerte”. 7

La experiencia de Pablo no fue única en su género. De hecho, es característica de todo aquel que, a lo largo de las épocas, ha atesorado los valores y conceptos espirituales. La experiencia demuestra que cuanto más se inclina uno hacia la santidad, más agudo es el ataque del mal sobre la santidad. Ciencia y Salud observa: “…cuanto más levante su voz la Verdad, tanto más alto gritará el error, hasta que su sonido inarticulado se pierda para siempre en el olvido”. 8

Cristo Jesús, el maestro pensador y hacedor de todos los tiempos, se dio cuenta de que tenía que luchar con el mismo intento diabólico de materializar su pensamiento e incluso destruirlo a él y a todos aquellos que estaban con él. Por ejemplo, en una ocasión, una tormenta en el mar amenazó con hacer zozobrar su barca y ahogarlos a todos. Siento que Jesús no consideró que eso fuera un simple capricho de la naturaleza, sino un ataque impersonal y lleno de odio contra su misión. Con la autoridad de Dios, mandó: “Calla, enmudece”. 9

Jesús sabía que sus seguidores en todas las épocas tendrían que aprender a enfrentarse con esta oposición envidiosa e inmoral, de modo que se interesó solícitamente por ellos y por nosotros. La Sra. Eddy describe este interés: “El método de Jesús era instruir a sus propios discípulos; y él los vigiló y los cuidó hasta el final,…” 10 Él también recomendó: “He aquí, yo os envío como a ovejas en medio de lobos; sed, pues, prudentes como serpientes, y sencillos como palomas”. Y agregó: “Y guardaos de los hombres,… seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre; mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo”. 11 Muchas veces y de muchas maneras, Jesús instruyó a sus seguidores a ser “vigilantes”. Esto quiere decir mantenerse mentalmente despierto y alerta, especialmente con el propósito de estar en guardia. Es significativo que la Sra. Eddy comience el tan querido Sexto Artículo de Fe de su Iglesia con las palabras: “Y solemnemente prometemos velar…”12

Como Pablo, nuestro Maestro también conocía y enseñó el antídoto completo y sencillo para este ponzoñoso elemento del pensamiento mortal. Dijo simplemente: “El que persevere hasta el fin, éste será salvo”. 13 Perseverar significa continuar firmemente en la verdad acerca de Dios y el hombre como Creador perfecto y creación perfecta. En verdad, somos como niños pequeños bajo el tierno cuidado de padres vigilantes. Ninguno de nosotros es vulnerable. El tierno cuidado que Jesús impartía a sus discípulos derivaba del único Dios omnipotente. Se podría resumir en las palabras del Salmista: “A sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos”. 14 El hecho es que la totalidad del Amor divino pone al descubierto todo indicio de la sugestión malévola y anula sus más ocultas e intrincadas intenciones. Todo seguidor está totalmente seguro en el Amor divino.

No es de sorprender que Mary Baker Eddy haya tenido que enfrentar este ataque mental, oculto y sutil. Como otros grandes pensadores, la pureza espiritual de su pensamiento sacudió especialmente los oscuros elementos del mal cuya existencia amenazaba. Ella escribe: “Los hechos más evidentes se atraen el mayor número de falsedades en su contra, porque sacan al error de su escondite”. Y con toda franqueza afirma: “Las formas blandas del magnetismo animal están desapareciendo y sus aspectos agresivos están apareciendo”. 15

Hace poco, un amigo me dijo que al releer esta frase se vio obligado a preguntarse: “¿Creo realmente en su palabra?” Tuvo que admitir que hasta ese momento él no había tomado en serio estas palabras o sus consecuencias. Más bien, las encubría considerándolas simples comentarios al azar.

Poco después de descubrir la Ciencia Cristiana, la Sra. Eddy guardaba lo que ella llama “grandes esperanzas de que la Ciencia Cristiana fuera aceptada inmediata y universalmente”. Pero percibió que esto no sería así cuando “comprendió la inmensidad de la Ciencia Cristiana y lo firmes que son las ilusiones mortales y el odio humano a la Verdad…”16 Y en lo que podría ser una amplificación de ese sentimiento, Ciencia y Salud también afirma: “Los telares del crimen, escondidos en los recintos oscuros del pensamiento mortal, están tejiendo a toda hora redes más complicadas y sutiles”. 17 Para la mayoría de los Científicos Cristianos éste no es un comentario superficial, sino un importante e incisivo análisis.

Es obvio que vivimos en una época que demanda estar especialmente despiertos y alertas para percibir la verdadera y majestuosa dimensión y destino de la Ciencia Cristiana, así como la maligna oposición a la misma, y el dominio sublime que tiene el Cristo sobre todo mal. Es interesante notar que el odio humano contra la Verdad está relacionado con la vastedad de la Ciencia Cristiana. Tal vez, podríamos concluir que si la Ciencia Cristiana no fuera tan vasta, es decir, si su importancia, alcance y promesa no fueran tan valiosas para la humanidad, no sería tan sistemática y ampliamente tergiversada y opuesta por la teología intolerante y la medicina materialista, las que serían bendecidas por la Ciencia si fueran menos rígidas.

Dado los constantes consejos de los mensajeros de Dios sobre el tema de la manipulación mental, es curioso que algunos pensadores de hoy minimicen la importancia de enfrentar o, por lo menos, reconocer la aparente presencia y acción de los elementos mentales maliciosos. La Sra. Eddy observó: “Ciertos individuos abrigan la noción de que la curación por la Mente en la Ciencia Cristiana debería tener dos aspectos, y sólo denunciar el error en general, sin decir nada en particular del error que está maldiciendo a la raza humana. Porfían en tener una paz falsa y conveniente, colando mosquitos y tragando camellos”. 18

Como resultado de esta tendencia anormal a ignorar el error, la mayoría del pensamiento contemporáneo no le da importancia al magnetismo animal considerando que es un engaño de excesiva imaginación. Sin embargo, cuando uno tiene en cuenta la experiencia y cede con humildad a la profunda sabiduría que respalda las citas anteriormente mencionadas, comprende que ese rechazo se beneficiaría si se lo analizara más detenidamente. Algunos podrían incluso caracterizarlo como ingenuo, espiritualmente inmaduro y una evidencia de que no se está alerta. El efecto del magnetismo animal es hacer vulnerables a personas, familias, iglesias y comunidades a las sugestiones ocultas que los perjudican, confunden y degradan. La Sra. Eddy advierte: “La prudencia de la serpiente consiste en ocultarse”. 19

Hay razones para que la asistencia a la Escuela Dominical y a la Iglesia hayan disminuido y que muchas Salas de Lectura de la Ciencia Cristiana sean ignoradas por las personas que pasan por su puerta. Estos y otros efectos no son un misterio. ¿Podría ser que influencias malignas estén operando en silencio y sutilmente en las mentalidades inocentes para inducir creencias y comportamientos que apartan de la Ciencia Cristiana a los corazones humildes que anhelan encontrar la Verdad? Si éste es el caso, y si esas influencias no son reconocidas ni revertidas, parecerán hacer lo que deseen con sus inocentes víctimas y con la Iglesia —esa noble organización que tanta promesa tiene para la raza humana. Parecerán bloquear, acosar y deteriorar los fundamentos mismos que éstas tienen en el Amor divino. Condenarnos a nosotros mismos o a otros por las creencias falsas es, en muchos casos, ocultar el verdadero culpable, que es el odio organizado contra la verdad. Ciencia y Salud alerta al mundo: “Un conocimiento del error y sus procedimientos debe preceder a la comprensión de la Verdad que destruye al error, hasta que todo el error mortal y material finalmente desaparezca y se comprenda y reconozca el hecho eterno de que el hombre creado por el Espíritu y del Espíritu es la verdadera semejanza de su Hacedor”. 20

A veces, los Científicos Cristianos tienen la tendencia de morar de tal manera en la tierna totalidad de Dios, que parecen no estar conscientes de la aparente presencia e influencia del mal. La Sra. Eddy observa: “Este método errado de encubrir el pecado a fin de mantener la armonía, ha dado rienda suelta al mal, permitiéndole primero arder en rescoldos y luego estallar en llamas devoradoras”. 21

No queda duda alguna de que la Ciencia Cristiana revela que Dios es todo el bien y Él crea al hombre a Su imagen y semejanza. En realidad, el mal es absolutamente irreal, está ausente y es imposible. Los pensadores espirituales de claro entendimiento se apoyan con toda confianza en esta verdad. No obstante, se sabe con certeza que la Sra. Eddy aconsejaba con insistencia: Ver lo que el mal está tratando de hacer, saber que no puede hacerlo y asegurarse de que no se haga. 22 Como se señaló anteriormente, tanto ella como Jesús recomendaron a sus seguidores “Vigilar”. Ella dijo: “Científicos Cristianos, sed una ley para con vosotros mismos que la malapráctica mental no puede dañaros, ni dormidos ni despiertos”. 23

¿Será posible que el mundo necesite comprender más claramente lo que quiso decir la Sra. Eddy con el uso de las palabras algo y nada? El sagrado despertar espiritual que satisface totalmente a quien busca la verdad, de igual manera confunde y enfurece al intelecto humano, encerrado en la mentira de vida en la materia. Ciencia y Salud afirma: “Este concepto, inculcado por la Ciencia, de que lo humano y lo material son nada, encoleriza a la mente carnal y es la causa principal del antagonismo de la mente carnal”. 24 Quizás, una de las necesidades más grandes que tiene el cristianismo es obtener un punto de vista más informado y equilibrado de la totalidad de Dios, así como de la acción aparentemente oculta de la oscura y despiadada oposición contra esta verdad sagrada. Los observadores alertas comprenden que esa dulzura espiritual es ingenua y vulnerable hasta que es fortalecida por el vigor espiritual que admite científicamente la aparente presencia de los elementos ocultos y secretos del mal, y luego los destruye sistemáticamente mediante el entendimiento de que el mal es nada ante la totalidad de Dios.

Sin duda, el mundo está listo para percibir la “profundidad, la dimensión y la demostración” del “segundo siglo de la Ciencia Cristiana”. Lo está exigiendo. El Consolador prometido no habría llegado si su momento no hubiera llegado, o si pudiera ser derrotado por la oposición organizada. El Cristo, la Verdad, está aquí para quedarse. El hecho de que Dios es Todo-en-todo significa que el mal es nada. El amor de Dios por el hombre y el alcance que esto tiene es la única verdad en el universo. La gente instintivamente lo va percibiendo a medida que el Amor divino elimina la carga de las sugestiones malévolas. En verdad, ante los elementos maliciosos del mal, la vulnerabilidad y el temor no existen, así como tampoco la renuencia a enfrentarlos. Nuestro amado y bondadoso Salvador, Cristo Jesús, probablemente no podría habernos dejado con mayor certeza nuestra seguridad y victoria cuando prometió, refiriéndose al sagrado Cristo sanador a quién representaba plenamente: “He aquí yo estoy con vosotros todos los días”. 25

“El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente”. 26 El mal no tiene poder ni presencia ante Dios. “El que mora en los cielos se reirá”. 27



1 Romanos 7:17, 19. 2 Rom. 7:22, 20. 3 Rom. 8: 7 (versión King James). 4 Rom. 7:23, 21. 5 Ciencia y Salud, pág. 559. 6 Rom. 7:25. 7 Rom. 8:2. 8 Ciencia y Salud, pág. 97. 9 Marcos 4:39. 10 Retrospección e Introspección, pág. 89. 11 Mateo 10:16, 17, 22. 12 Ciencia y Salud, pág. 497. 13 Mateo 10:22. 14 Salmo 91:11. 15 Ciencia y Salud, págs. 97, 102. 16 Ibíd., pág. 330. 17 ibíd., pág. 102. 18 La Primera Iglesia de Cristo, Científico, y Miscelánea, págs. 210– 211. 19 Escritos Misceláneos 1883–1896, pág. 210. 20 Ciencia y Salud, pág. 252. 21 Miscelánea, pág. 211. 22 Véase Calvin Frye Diary EF113, The Mary Baker Eddy Collection, The Mary Baker Eddy Library. 23 Ciencia y Salud, pág. 442. 24 Ibíd., pág. 345. 25 Mateo 28:20. 26 Salmo 91:1. 27 Salmo 2:4.


2 comentários:

  1. Oie, passando pra deixar um cheiro. Gostei do post ^^. Dá uma lida lá no meu tmb, acho que vc vai gostar. Bjos! ;]

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  2. Mui bueno, gracias.

    Tadeu- Espiritismo para todos

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